Vibradores pezones: los hay con baterías que te dejan estar todo el día colocados y caliente tu puedes supervisarlo a tu gusto unos tienen forma de ventosa que a la vista de otros no se percibe son muy excitantes y cuando llegas a casa lo que deseas es hacer de todo.
Mas cuando se hace más consciente se da cuenta que ya no puede proseguir siendo una máquina reproductora , pues lo que produce es una humanidad automatizada. Y por último genera el caos de sobrepoblación, como un fenómeno social que se sale de control.
Quizás en 5, 10 o bien 20 años a partir de ahora, estarás en tu casa, al lado de la mujer que amas, y mirarás hacia atrás en el tiempo que estuviste padeciendo con una rotura. Te vas a reír de aquella memoria tan lejana, pues ni tan siquiera te vas a reconocer a ti mismo.
A primera vista, esta es una situación espectacular. No obstante, si se observa con detalle, se entenderá su simpleza y su riqueza lúdica, si bien requiere ser practicada múltiples veces para disfrutarla a totalidad.
Peligroso si no conoces bien la zona. Prefiero otros miraderos donde puedes fisgar sin comerte la cabeza. No faltan en Madrid. Y si quiero mirar a las putas de la Casa de Campo, entro en la web oficial.
Este por otra parte, será siempre y en toda circunstancia un tipo de dildo que dé una penetración dura y contundente. La firmeza de la penetración proporcionada por el juguete erótico de cristal puede hacer las exquisiteces de aquellas personas a las que les guste este tipo de penetración.
Uno de estos autores era Freud que defendía como único orgasmo : el vaginal, afirmando que el clítoris no era un órgano sensible, y que el clímax vaginal nos hablaba ya de una sexualidad adulta. Claro hay que tener en cuenta que Freud vivió en la época victoriana…
Jamás masajees con aceite la vagina, pues la piel de los labios vaginales es altamente sensible. Puedes masajear el vientre, la interna de los muslos, la cintura, el abdomen, los pechos, los hombros y los brazos, teniendo cuidado de masajear los brazos en dirección al hombro.
Lo que quizás él ignora es que la mujer normal (en todos los aspectos) solo llega a su clímax sexual en el 50 por cien (o bien inclusive menos) de las veces que hace el amor. El resto de las ocasiones sólo satisface otras necesidades sicológicas con la amedrentad física.
Lo cierto es que no se requiere emparejarse a otro humano para ser plena y absolutamente feliz en esta vida. No es cierto el mito romántico que precisa encontrar a su otra mitad para ser feliz.
